The
Byrds
Por Martín Rodríguez
El Cordobazo es el Mayo Francés
argentino; una posibilidad tan abierta de una ciudad que se hizo “de todos” y
mundial, contra una dictadura corporativista, falangista, medieval, tan poco
atractiva como la del olvidable señor Onganía.
Definió la suerte de su gobierno
y el ingreso a la historia de Lanusse. Un general liberal y mejor político como
mínimo. ¿Quién no quería su foto ahí, entre los adoquines levantados de la
ciudad de Córdoba? Recuerdo el padre cirujano (y bastante rico) de un compañero
de escuela, en los años 90, en Buenos Aires, un hombre más bien conservador, un
amable simpatizante de las reformas de aquella década de Menem, que no se
privaba de reivindicar su paso por la lucha callejera de esos días. ¿Hasta
dónde el Cordobazo no sufre la relevancia sentimental de un cierto
regionalismo? Una ciudad de piedra que estalla. Es, además, lo contrario a la
experiencia de guerrilla rural tucumana, compuesta por “forasteros”, por
jóvenes proletarizados que leían los diarios del Che como a una cábala.
Todas las izquierdas tuvieron su
escenario de lucha en el Cordobazo. Peronistas, radicales, comunistas,
maoístas, primeras organizaciones armadas. El Cordobazo reúne todos los
condimentos de ese sueño tornado pesadilla que se dibuja en la pantalla de la
década de 1970 y que se presume superador de la experiencia peronista. De ese
modo el Cordobazo inaugura los años 70. No es mi posición, pero es una
representación ideal, básicamente, de la izquierda no peronista
donde
se imantan muchos sentidos.
Veamos qué sentidos están
dispersos alrededor de esa canilla inagotable:
Los obreros calificados hacen la
revolución. (Más alto es el piso, mejor la calidad de las demandas.) Lo
que permite estimar de un modo más o menos razonable el lugar de una vanguardia
obrera calificada, que no actúa haciendo centro en el peronismo.
No emerge como figura hegemónica
de la calle el peronismo. El peronismo es parte pero no es el
todo. Córdoba, provincia y capital, es región
de experiencias políticas que muy por derecha y muy por
izquierda componen un abanico de
alternativas políticas de las que el peronismo
es parte. No es la consigna de Perón Vuelve el leit
motiv de esa ciudad, ese mes, ese año.
Se combina como nunca antes la
acción obrero- estudiantil. Postal del “obreros y estudiantes/unidos
adelante” con el perfil de un dirigente de la
izquierda como Agustín Tosco. Figura celebrada incluso
por la izquierda del partido Radical, quien es
capaz de marcarle el ritmo al sindicalismo más ortodoxo
y poderoso.
Ocurre en el cordón industrial y
en una ciudad que es “la voz del interior”. Es una revuelta
federal, en tanto descentra o desplaza el conflicto
de la ciudad-puerto, y también del
campo agrario. Tampoco es una periferia donde
se desarrolla 1 Vietnam, en cambio sí es un
corazón industrial que propone una versión más profunda
o arraigada de la estructura de la época.
Produce el efecto de un imaginario
donde se combinan organización y contagio. Tiene un
itinerario de hechos concretos y organizados, y a
la vez un efecto dominó en el clima de una
ciudad que era, como otras, como Buenos Aires o Rosario,
un hervidero ideológico, una “asamblea permanente”.
Sin embargo, una visión
retrospectiva termina por diseñar en el
impacto del Cordobazo más un punto de llegada, una
implosión, que la apertura de un camino. Por
supuesto que esto visto a casi medio siglo de
distancia. El Cordobazo, como buen hecho de los
60’s, produce su “beatlemanía” y rápidamente se descompone
en itinerarios desparejos y dispersos por el
rigor de una década que iba a ser iniciada exactamente un
año después, en un hecho desproporcionado y
desconcertante, absolutamente asimétrico con el
despliegue de energías e ideología del Cordobazo, que
fue el Aramburazo. El secuestro y la ejecución del
ex presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu por
parte de la incipiente guerrilla Montoneros. Ese secuestro,
su pequeño dispositivo de “juicio popular” y la
ejecución sumaria, inauguran una época que empieza
en esa clandestinidad y termina en la clandestinidad estatal.
Un camino de solitarios a espaldas del telón de
fondo social que empieza en Timote y concluye
en los sótanos de la ESMA. Una competencia para-estatal.
El arribo de una acción armada que utiliza
instrumentos de justicia militar en nombre del pueblo,
y cuya acción desmesurada, poderosa y de naciente
legitimidad pública, descontrola las percepciones del
conflicto social en Argentina.
El Cordobazo, así, podría ser
visto como el último día de los dorados 60’s o la última edad de la inocencia
hasta el arribo de la realidad de la Argentina peronista, de la puesta en
marcha de la Doctrina de Seguridad Nacional y de contradicciones crudas y menos
universales (que las representaciones de la izquierda). El fenómeno cultural
del Cordobazo choca su calesita contra la situación real. La película
melancólica de una izquierda para la que todo Cordobazo pasado fue mejor.
Quedan una postal, un puñado de canciones y consignas, un gran disco doble de
los chicos de pelo largo cruzando la calle. Y si esto fuera una película en
este momento debería sonar la gran banda de rock Aquelarre.
(Escrito para la revista Bicentenario, nro. 2, de la
Subsecretaría de Gestión y Coordinación de
Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación)